SINERGIA DEL CUIDADOR
Hay una palabra que últimamente se utiliza de forma continua y que hasta hace poco tiempo la mayoría de las personas desconocían cual era su significado. Esta palabra es sinergia, que se puede definir como la unión de varias fuerzas para lograr una mayor efectividad en el resultado final.
Esta palabra, de nuevo cuño, se emplea en el ámbito empresarial para explicar las ventajas de contar con la energía de varias personas para conseguir mejores resultados; pero yo pienso que viene estupendamente para explicar la relación entre un cuidador de una persona mayor, un enfermo o alguien con diversidad funcional, que precise de ayuda para alcanzar sus objetivos y la persona a la que cuida.
El vínculo entre un cuidador y su paciente está cargado de afectividad y complicidad, ya que la relación diaria y la situación de dependencia de la persona cuidada, sin duda, genera o debe generar toda una serie de emociones personales que enriquecerán una relación que, en gran número de ocasiones, no cuenta con lazos familiares.
Es una necesidad de la sociedad que esta figura del cuidador se profesionalice al máximo y cobre la importancia que merece, ya que de la profesionalidad y buen hacer del cuidador puede depender una recuperación de la discapacidad o si no, al menos, un retraso en la pérdida de las facultades de las que todavía se dispone.
De ahí que se deben empezar a incorporar a este trabajo tácticas profesionales, para conseguir los máximos resultados en esta labor, que lo que debe generar es esa sinergia enfermo-cuidador a la que me estoy refiriendo. Uniendo las fuerzas para, trabajando en conjunto, conseguir los mejores rendimientos.
Es cierto que el ámbito de los cuidadores todavía está embebido de cierto “amateurismo”, propio de una profesión que se puede considerar relativamente reciente, aunque ha cobrado un gran auge en los últimos tiempos debido, principalmente, a la mayor longevidad de las personas y a una menor disponibilidad de tiempo por parte de las familias, junto con una mayor conciencia por parte de éstas de que es necesaria, en muchas ocasiones, la ayuda de personal externo del núcleo familiar para el cuidado de personas en situación de dependencia de larga duración.
Todo ello ha llevado a que, cada vez más, muchas personas que se dedicaban a trabajos domésticos se orienten al cuidado de personas con movilidad reducida o diversidad funcional.
Pero no olvidemos nunca que no sólo se pretende un trabajo de acompañamiento, sino que la formación y profesionalidad de los cuidadores se debe enfocar a producir sinergia con el paciente, con la finalidad de que esta labor de cuidar genere los mejores resultados posibles.
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