SIEMPRE HAY FUTURO

Te pasas la vida, la primera parte de la vida, preparándote para lo que pueda venir.

Cuando eres niño y acudes al colegio no dejan de aconsejarte, constantemente, lo importante que es conseguir una formación que te adiestre para lo que te vas a encontrar en pocos años.

Al dejar el colegio y empezar la universidad sigues escuchando que debes estudiar para poder desarrollar una profesión con futuro, que te permita llevar la vida que deseas.

Cuando te inicias en el deporte, sin pretensión alguna de profesionalizarte, sino usando el deporte como lo deben usar los niños, esto es lúdicamente, no puedes sustraerte a los comentarios y a las indicaciones de lo importante que resulta para completar tu formación, tu carácter y dotar a tu cuerpo de una mejor capacidad de respuesta ante las adversidades que puedan venir.

Pero no sé si por la lejanía en el tiempo o porque se considera que lo debes aprender por ti mismo, nadie, nunca, te alecciona sobre lo fundamental de prepararte para la vejez, y no me estoy refiriendo económicamente, que también, sino personal y socialmente.

He observado que personas que han dedicado su vida a estudiar y trabajar fundamentalmente, haciendo de su carrera su principal afición, cuando su fisiología ya no les permite el desempeño de su profesión se arrinconan sin ser capaces de encontrar sentido a esta nueva etapa que deben afrontar, donde el tiempo libre, para ellos, más que en un regalo se transforma en una pesada carga.

Tan importante como toda la formación y experiencia que hayamos podido acumular, tan importante como todas las satisfacciones deportivas que hayamos podido disfrutar, es estructurar una serie de aficiones a las que poder dedicar el día a día una vez ya no podamos o no queramos trabajar.

Me apena el hecho de que personas que han sido grandísimos profesionales en su campo, una vez la edad y la salud les obligan a retirarse, pasan a contemplar lo que les queda de vida como una mera espera de la muerte, ya que consideran que todo lo que tenía interés de ser vivido ya lo ha sido y no queda sino terminar con la historia.

Esto, siendo que se trata de personas inteligentes, me parece un despropósito, ya que desde mi perspectiva siempre hay futuro y siempre queda tiempo para hacer algo de interés, siempre es posible configurar un nuevo reto personal por el que nos ilusione levantarnos por la mañana de la cama.

Por todo ello, pensemos siempre en preparar no sólo nuestro cuerpo, que también, sino nuestra mente para esa prueba final que viviremos, espero, y que como todo el largo recorrido que supone la vida también merece la pena ser vivido con todo el entusiasmo que nos quede dentro, entusiasmo que podemos recargar como se recarga una batería, para evitar terminar como meros espectadores a la espera del final.

Siempre hay futuro para algo más.

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