HAY QUE PREVENIR

Ahora que se acerca el calor extremo del verano, no está de más recordar los problemas físicos que, como consecuencia de la climatología, pueden surgir en esta época. Es posible que afecten a la población en general, pero siempre es más probable que perjudiquen al colectivo de los mayores al tratarse de personas más debilitadas físicamente.

El principal problema que hay que tener presente y tratar de evitar es el de la deshidratación; con la edad se comienza a perder la capacidad de adaptación frente a las temperaturas extremas, el cuerpo almacena menos cantidad de agua y disminuye la sensación de sed.

La presencia continuada de todos estos factores termina por afectar la regulación de la temperatura corporal, pudiendo llegar a provocar cuadros de deshidratación e incluso desmayos producidos por el calor.

Por todo esto conviene tomar precauciones ante la exposición solar, pero siempre teniendo presente  que ésta es fundamental en las personas mayores, ya que está demostrado que es la mejor fuente de vitamina D. Esta vitamina cumple una importante función en la absorción y el metabolismo del calcio y en la prevención de la osteoporosis, enfermedad relacionada con las fracturas producidas por pequeñas caídas, que son una de las principales causas de pérdida de funcionalidad y dependencia.

Es importante tomar una serie de precauciones:

  • Evitar actividades al aire libre en las horas centrales del día que son las de más calor.
  • Realizar estas actividades en zonas techadas y a ser posible climatizadas.
  • Hidratarse antes, durante y después de realizar cualquier actividad física.
  • Usar ropa y calzado cómodo y adecuado.

Por supuesto es importante mantener  una actividad física acorde a la edad y a las condiciones de la persona por múltiples beneficios; ya que aumenta la fuerza muscular, mejora el equilibrio y la coordinación y tiene un efecto beneficioso sobre diversas patologías muy corrientes en personas mayores.

Pero no ya únicamente por la actividad física en sí misma, sino porque esto lleva a la persona mayor a emplear en mayor grado los espacios públicos y el tiempo libre, posibilitando el contacto social y relacionándose con otras personas en su misma situación, contribuyendo a evitar, o paliar, uno de los principales males que les aquejan, que es el del aislamiento.

Con ello también se logra algo muy importante y es mantener una actitud positiva ante la vida y ante su situación. Fomentando no sólo la mejora de su estado físico, de su autonomía personal y de su situación social, si no y es lo más importante su felicidad personal.

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