NUNCA SE ACABA

Muchas veces escuchamos en boca de personas mayores una frase que nos puede resultar conocida por las veces que sin duda la hemos oído. “Yo ya lo tengo todo hecho”, esta frase es toda una declaración de intenciones de la persona que la proclama. Con ello se quiere decir; lo que me tenía que esforzar ya me he esforzado y ya no merece la pena que lo intente más porque ya no voy a conseguir nada nuevo.

Cuando se proclaman estas frases, como si fuera una cosa normal, ya nos están diciendo que el interés que tenía en un pasado ya no lo tiene, probablemente los motivos por los que ha luchado toda la vida ya no existen y no encuentra motivación para continuar.

El otro día esta misma frase me la dijo un anciano en un kiosco comprando la prensa. Yo le respondí que nunca está todo hecho y el hombre se me quedó mirando y asintió sin responder. No supe cómo interpretar el gesto, si fue una aprobación a lo dicho, como un tienes razón; o su asentimiento respondía a algo así como, ya tendrás mi edad y veremos entonces lo que piensas.

La verdad es que lo de ver los toros desde la barrera es cómodo y seguro, no sé qué ocurrirá cuando yo sea el anciano y una persona más joven me haga una observación de este tipo. Probablemente asentiré, también, pensando que todavía no tiene la suficiente experiencia para afirmar algo así.

Lo cierto es que durante la vida, lo normal es que tengas serias razones para luchar en el día a día en pos de unos objetivos familiares y profesionales. Cuando toda esta motivación desaparece, incluso cuando tu aportación profesional a la sociedad ya no existe y debes dedicar tus días y todo tu tiempo a ti mismo y a tus aficiones, es cuando muchas personas se dan cuenta que se habían olvidado de cultivar su propio yo.

En otras sociedades y en otras culturas, se le da un gran valor a la meditación y al conocimiento de uno mismo, en esta que nosotros vivimos no. Aquí todo es un corre corre en pos de tus objetivos, que en ocasiones no sabes si son verdaderamente los que tu deseas o son los que te imponen desde todos los ámbitos nuestra forma de vivir.

Pero conforme nos hacemos mayores se va acercando la edad en la que tendremos que saber disfrutar de todo el tiempo que nos da la vida, minuto a minuto y ser capaces de aprovecharlo y vivirlo sin que ello llegue a ser una carga y sin que nos apoyemos constantemente en la manida frase de “yo ya lo tengo todo hecho”.

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