RETRASAR EL ENVEJECIMIENTO
Con el paso de los años y conforme aparecen y avanzan los síntomas del envejecimiento, se presenta la lógica preocupación de cómo y en qué circunstancias se va a encarar la etapa de la vida en la que las aptitudes físicas y mentales se van deteriorando y si ésta se va a poder desarrollar en buenas condiciones y con total autonomía.
Claro que es una preocupación lógica y natural, pero no hay porque quedarse esperando a ver que nos deparará el futuro; como en otras situaciones de la vida es posible estructurar ciertos comportamientos y actitudes para, al menos, poner de parte de uno todo lo posible para que el devenir de los acontecimientos sea razonablemente amable.
En este momento la labor preventiva más eficaz es el cuidado de la dieta y el optimismo vital, junto con la práctica de ejercicio físico continuado. Está ampliamente contrastado que el ejercicio físico a cualquier edad es la mejor medicina preventiva y la más interesante inversión de futuro que una persona puede hacer.
Siempre es momento para comenzar, nunca es tarde, iniciándose con precaución y aumentando paulatinamente la intensidad. Hay entrenamientos adecuados para cada edad y cada condición física. Aquí lo más difícil es estructurar el hábito, sino se tiene la costumbre, ya que comenzar es fácil pero mantenerse exige constancia y fuerza de voluntad.
Siempre el ejercicio más útil es el que mejora nuestra vida diaria, el que aumenta la capacidad respiratoria, la flexibilidad, el equilibrio y la resistencia, por supuesto siendo muy consciente de las limitaciones físicas personales.
El ejercicio continuado, junto con una alimentación sana, previene gran cantidad de enfermedades – hipertensión, cardiopatías, obesidad, diabetes, osteoporosis, depresión y ansiedad -. Y ayuda a mejorar el equilibrio, la sensación de bienestar, la sociabilidad, la fuerza física, se evita la oxidación que causa el envejecimiento y se previenen problemas de memoria.
También hay formas de incorporar el ejercicio en nuestra actividad cotidiana con pequeños actos; desplazarse a pie, subir escaleras y aprovechar cualquier ocasión que se presente para activar nuestro cuerpo.
No hay mejor inversión de futuro, el esfuerzo hará que te sientas mejor contigo mismo y al sentirnos bien haremos sentirse bien a las personas con las que convivimos.
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