SUPERAR LA ADVERSIDAD

Parece que para ser una persona como se debe no se puede flaquear ante las dificultades o problemas. Hay que encajarlas con la mejor de las sonrisas y todo el ánimo del mundo, mostrando una inacabable resiliencia desde el primer momento.

En una época en la que, en ocasiones, parece que se solapan las llamadas “habilidades sociales” con la hipocresía resulta que hay que aparentar ser siempre absolutamente feliz, aunque te hayan dado la peor de las noticias o tu mundo se derrumbe por momentos. No siempre es fácil, hay momentos y situaciones en que se necesita mucho ánimo y entereza para plantar cara a la situación sobrevenida.

Cuando una persona se ve afectada por una discapacidad  lo más normal es que la primera reacción sea de rechazo, desolación, amargura e impotencia. Es a partir de ese estado cuando se debe empezar a intentar encajar la nueva situación e ir siendo capaz de enfocar nuestra disposición a superar o al menos minimizar, en la medida de lo posible, la nueva condición.

Llevará tiempo el ir adecuándonos a los nuevos obstáculos e ir comprobando que a pesar de las limitaciones físicas se sigue teniendo una vida por delante que todavía puede aportar innumerables satisfacciones, aunque ya no pueda ser como era antes. Es entonces cuando una vez encajado el drama personal debemos tirar de los recursos propios que todos tenemos para conseguir sacar la cabeza del pozo de la tristeza y de la depresión.

De no ser así es posible que el propio abatimiento haga al discapacitado más dependiente de lo que ya es; la falta de interés en progresar, en mejorar, en ser más autónomo, puede llevar al más profundo de los agujeros y ser cada vez más difícil el conseguir sacar cabeza.

Es bueno y normal el enfado, las lagrimas, el abatimiento, la tristeza, la propia sensación de irremediable, pero una vez pasado este período de luto, hay que luchar, con sonrisa o sin sonrisa, no porque vayan a aparecer nuevos males si no lo hago así, sino simplemente por la propia supervivencia, por seguir totalmente vivo y sentirte así e intentar vivir al máximo la vida que nos ha tocado con sus momentos buenos y sus momentos malos.

Todo tiene un proceso y seguro que la vida ya no será nunca la misma que era; pero seguro que se vivirá y se aprovechará mejor encajando, asumiendo el problema y reaccionando convenientemente.

Mientras hay vida hay futuro y depende de nosotros el que se parezca lo máximo posible a lo que queremos. No hay que olvidar nunca que la verdadera discapacidad es el creer que no puedes conseguirlo.

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