CRECER EN LA ADVERSIDAD

Cuando he conocido a personas que por distintas razones han tenido que asumir una discapacidad, siempre he valorado, y mucho, el empuje y la valentía que se necesita para encarar un golpe de este tipo y conseguir continuar con tu vida, aún dentro de las dificultades añadidas que esta nueva situación, sin duda, acarrea.

Es indudable que ante una dificultad de tal envergadura y tras el profundo impacto inicial, está quien se adapta más rápido y quien en principio adopta medidas de auto defensa como puede ser la negación de la realidad, o quien básicamente reniega de su nueva situación y sólo es capaz de argumentar que “ya no me importa nada”.

Es obvio que la vida cambia radicalmente y que en principio es imposible llevar a cabo muchas de las actividades que se realizaban antes, también lleva aparejado el abandono de muchos proyectos para dedicarle la mayor parte del tiempo a la discapacidad.

En este nuevo estado lo más importante de todo es la actitud de la persona, su fortaleza mental y su capacidad para encarar las dificultades. A pesar de todo y con el tiempo, los nuevos problemas se van encajando y el espíritu de supervivencia empieza a tomar el control de la situación.

Es fundamental que se produzca un fortalecimiento de la autoestima, recuperando el sentimiento de valía, utilidad y competencia; ya que, si bien es verdad que nada volverá a ser como antes, no por ello se termina la posibilidad de disfrutar de la vida y ser feliz. La actitud positiva, la motivación ante las dificultades y la perseverancia en la consecución de los objetivos ayudan a la persona a crecer y ser mejores. En estos momentos cobra un real significado la frase de “lo que no te mata te hace más fuerte”.

También es cierto que, cada vez más, se tiende a regularizar la situación de las personas discapacitadas, con una mayor humanización de las ciudades y una mayor tendencia a la eliminación de las barreras físicas y arquitectónicas a todos los niveles, así como con una sensibilización hacia este colectivo y la continua aparición de nuevos complementos tecnológicos que contribuyen a la mejora de su calidad de vida y de sus posibilidades de relación social.

A pesar de todo esto es indudable que asumir una discapacidad para el resto de la vida es una de las pruebas más difíciles a la que una persona se puede enfrentar y, sin duda, en esos momentos el único objetivo en el que se debe concentrar la mente es en el de crecer en la adversidad.

 

“Sin fricción no se puede pulir una piedra preciosa”

Confucio

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