BARRERAS Y DISCAPACIDAD

Una discapacidad no es una prueba fácil de afrontar ni de superar. Los problemas y dificultades con los que te debes de enfrentar son múltiples y variados; desde el hecho de experimentar en primera persona el fuerte impacto emocional y psicológico que implica ser “discapacitado”, pasando por soportar las miradas curiosas, o en ocasiones de rechazo, de los “capacitados”, o enfrentarte a las abundantes barreras arquitectónicas de una ciudad, en demasiadas ocasiones poco amable con las personas que no cuentan con todos sus recursos físicos intactos.

En estos momentos pienso que ni la sociedad en general ni la arquitectura en particular están a la altura de los tiempos que vivimos. Está establecido y comprobado que las personas con discapacidad constituyen, a nivel mundial, la minoría más numerosa y más discriminada de la sociedad global.

Hace ya muchos años, el gran arquitecto de origen suizo, Le Corbusier dijo “hay que trabajar cada uno en su esfera de competencias y según sus posibilidades, por una vivienda y una ciudad más humana, por una ciudad que sea capaz y ordenada arquitectónicamente para que todos los hombres, incluso aquellos que usan silla de ruedas, puedan circular, acceder sin trabas, plenamente, libremente a los espacios sociales disponibles”.

Un deseo y pensamiento visionario y anticipatorio para lo que estamos viviendo hoy en día, por cuanto, así como él creía que el objetivo de la arquitectura era generar y producir belleza, así también visualizaba la posibilidad de cambiar el mundo a través de la arquitectura.

En nuestro entorno, aunque ignorado por muchos, viven o intentan vivir, cientos de personas con disminuciones físicas, con enfermedades, con graves impedimentos, que deben enfrentarse diariamente con barreras físicas que limitan sus posibilidades y anulan sus derechos al trabajo, a la diversión y a la cultura negándoles la posibilidad de una existencia digna y normal.

La integración social no será una realidad si no modificamos, transformamos o adaptamos nuestras ciudades suprimiendo las barreras arquitectónicas, entendiendo como tales cualquier traba, obstáculo o impedimento que dificulte o impida a la persona que padece alguna discapacidad realizar su vida cotidiana, limitando con ello sus posibilidades laborales, sociales, culturales o deportivas.

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