VERANEO Y DISCAPACIDAD

Llega el momento de las vacaciones, todos estamos pensando en olvidar momentáneamente las obligaciones y descansar y disfrutar del verano. Es en estas fechas cuando no debemos olvidar a un gran número de personas que no  pueden disfrutarlo de la misma manera ya que no se pueden desplazar de sus domicilios debido a problemas de enfermedad, dependencia o discapacidad.

Se transforman en unas fechas complicadas para los que padecen enfermedades de tipo cognitivo o físico que hacen imposible el que se puedan trasladar a cualquier destino vacacional aunque sólo sean unos pocos días.

La familia debe pensar que el verano, en el que siempre hay mayor disponibilidad de tiempo libre, es una época inmejorable para poderle dedicar más tiempo al enfermo y recuperar parte del tiempo perdido en esta relación durante el resto del año.

Hay muchas actividades que se pueden realizar, desde pequeños paseos diarios, siempre evitando las horas de mayor calor y supervisando que tanto la indumentaria como el calzado sean los adecuados para el calor y demás componentes ambientales de estas fechas. También se puede intentar recuperar actividades que le gustaran al enfermo antes de encontrarse en su situación actual y que durante un rato le hagan abstraerse de sus dificultades

La familia no debe olvidar que las personas mayores o enfermas que no están en pleno uso de sus facultades cognitivas deben mantener una rutina diaria estructurada y conocida, en un ambiente tranquilo y un entorno familiar reconocible y adecuado, intentando en todo momento mantener una estimulación tanto física como mental; por lo que plantearse el desplazarse a otra residencia puede no ser una buena idea, por la desorientación que puede acarrear.

Y por supuesto, hay que estar atentos a posibles golpes de calor o a otras patologías que puedan surgir por la exposición al sol y al calor, ya que con los años se va perdiendo la capacidad de regular térmicamente el organismo e incluso se puede llegar a perder la sensación de tener sed, por ello es muy importante mantenerlos bien hidratados dándoles a beber líquido frecuentemente, aunque no lo pidan, junto con una dieta fresca y equilibrada, así como ropa ligera acorde con las características ambientales veraniegas.

Pero, sobre todo, como siempre, lo más importante es tratarles siempre con cariño y respeto, que se sientan parte de la familia y que noten que se tienen en cuenta sus opiniones. No hay que olvidar, como he dicho antes, que se puede aprovechar el mayor tiempo libre del que se dispone en estas fechas para tener una mayor atención y dedicación hacia el enfermo.

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