EL OBJETIVO DE CUIDAR

Cuidar tiene un objetivo claro, que es ayudar a otra persona para llegar a donde él quiere y puede llegar,  potenciando al máximo posible su autonomía personal.

Cuando me preguntan por las cualidades más importantes que debe reunir un cuidador, y dando por supuesto la capacidad profesional de éste, siempre digo que, bajo mi punto de vista, todas se pueden resumir en una; que es practicar la empatía con el paciente. Entendiendo como empatía el sentimiento de participación afectiva de una persona en la realidad que afecta a otra, lo que dicho coloquialmente significa “ponerse en la piel del otro”.

La figura del cuidador, tanto si hablamos de un profesional como si se trata de un familiar, debe interactuar con el paciente para conseguir el objetivo deseado, no conformándose con ser un mero objeto pasivo.

No se puede cuidar a otro si uno no se sumerge en su circunstancia y comprende las claves de su situación y su contexto, y esto se consigue, indudablemente, practicando la empatía con el asistido.

Hay que tratar de responder a sus requerimientos ayudándole a encontrar las herramientas necesarias propias o externas para que sea capaz de responder a ellos por sí mismo. Se trata, fundamentalmente, de buscar su autonomía en la resolución de las necesidades de la persona que se cuida.

Para ello, tiene que funcionar una dualidad, en primer lugar la capacidad de receptividad de las necesidades del otro y en segundo lugar la capacidad profesional para resolver dichas necesidades.

Como fruto de esa empatía, que debe ponerse constantemente en práctica, se conseguirá un resultado efectivo de anticipación, seremos capaces de proyectarnos en el futuro y percibir situaciones que aún no se han producido.

En muchas ocasiones, la labor del cuidador, se limita a una ayuda física para que el asistido pueda obtener con el apoyo de otra persona lo que por sí mismo no sería capaz de conseguir. Esto, que normalmente es ineludible, no se debe transformar en el único apoyo que el cuidador facilita a la persona cuidada.

Porque con la reiteración en estos comportamientos se soslaya, y se termina olvidando, el objetivo principal de las labores del cuidador, que es mejorar la autoestima del paciente mediante el fomento de su autonomía personal.

Por todo ello intenta, si es que no lo haces ya, como cuidador, practicar un ejercicio tremendamente didáctico, ponte en el lugar de tu paciente y piensa siempre como te gustaría que te apoyaran y te ayudaran en una situación similar, tratando de generar la complicidad necesaria entre vosotros para que esa relación mejore las capacidades de la persona a la que cuidas.

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