ESPACIOS PARA TODOS

Siempre que llega el verano y empiezo a acudir a las playas observo las medidas de accesibilidad incorporadas y las innovaciones o mejoras introducidas desde la temporada anterior, el resultado es que sucesivamente, año tras año, estas innovaciones se reducen a cero.

Es cierto que, cuando hace ya algunos años, se empezaron a eliminar barreras arquitectónicas en las playas, la medida fue interesante y prometedora por las opciones de integración que abría a los discapacitados. Pero igual de cierto es que no hemos avanzado nada desde entonces, todo los años veo lo mismo; rampas de acceso, pero no en toda la longitud del paseo marítimo, sino únicamente en un punto, es decir si se precisa de una silla de ruedas para desplazarse únicamente puedes acceder por ese sitio, ya que el resto de accesos son escaleras. Al pie de esta rampa se coloca un camino, trazado por tarimas de madera, que ciertamente facilitan el desplazamiento a todas las personas “discapacitadas” y “capacitadas”; colocando, al final de la misma, una carpa para proporcionar sombra y un pasillo delimitado para llegar al agua con el aparato flotador que se emplea para facilitar el baño de estas personas.

Todo esto está muy bien y sin duda es un avance importante, pero no resuelve ni de lejos el problema, ni facilita en absoluto la integración, puesto que a las personas con problemas de movilidad se les aísla en una especie de zona acotada, no facilitando en absoluto el que se ubiquen o se les facilite la llegada a la zona donde desean estar con sus familiares y amigos.

Debemos pensar que el fin principal de la eliminación de barreras arquitectónicas en los sitios públicos, una playa lo es, es la integración, al proporcionar una mayor autonomía a la persona que padece alguna disfuncionalidad física. También debemos tener en cuenta que todo lo que en arquitectura facilita la vida del discapacitado también redunda en beneficio de los demás. Por último pensar que todos en algún momento de nuestra vida, incluso sin contar con una edad avanzada, podemos padecer una discapacidad por enfermedad o accidente.

Es necesario que se deje de ver a las personas con problemas graves de movilidad como un colectivo al que se debe tener en cuenta, pero que esto sólo suponga el dotar a los espacios de zonas exclusivas para ellos donde sí que se eliminan barreras y se les facilita la vida diaria. Esto no puede ser así, los espacios públicos, todos los espacios públicos, deben ser capaces de recorrerse por las personas, todas las personas, incluso las que precisan de una silla de ruedas o de cualquier otra ayuda técnica para sus desplazamientos diarios.

Para ello es preciso investigación e inversión, pero sobre todo trabajar con el criterio del Diseño Universal, con la finalidad de conseguir espacios para todos.

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