EL VIAJERO CON DISCAPACIDAD
Pocas experiencias hay tan gratificantes como viajar. Ver paisajes desconocidos, descubrir ciudades, conocer culturas, vivir nuevas experiencias; hacer más amplio el tiempo vivido y enriquecer tu bagaje personal.
El viaje, sin duda, empieza antes de partir; siempre hay una fase de planificación y decisión que puede suponer la diferencia entre el éxito y el fracaso.
Esto que es muy importante ante cualquier salida que pretendamos hacer, multiplica su importancia exponencialmente cuando el viajero es una persona que padece algún tipo de diversidad funcional. Es en estos casos cuando se debe extremar al detalle toda planificación.
Lo más importante es programar el viaje con la suficiente antelación en previsión de los problemas con los que se pueda encontrar, reservando el hotel con tiempo y estudiando sin reúne todas las condiciones necesarias para el discapacitado.
No se debe dejar nada al azar, todo debe estar previsto, si se precisa alquilar un vehículo adaptado se debe reservar con la antelación suficiente. Así como informar al hotel y a la compañía aérea de las necesidades especiales que se tienen.
Hay que llegar al aeropuerto con un margen de tiempo suficiente para estar tranquilo y guardar todo lo que nos pueda ser imprescindible en el equipaje de mano; llevando todos los teléfonos que puedan resultar útiles y conociendo de memoria todos los medicamentos que se estén tomando.
Sin duda lo mejor es viajar siempre acompañado y si se padece una diversidad funcional con más razón, ya que si se presenta una situación complicada se podrá recibir la ayuda necesaria, puesto que no siempre y en todas partes se va a poder ser totalmente autónomo.
Pero esto no debe ser una disculpa para no viajar con discapacidad. Hay gran cantidad de destinos en los que no va a suponer ningún problema, al menos ningún problema insalvable que nos aconseje quedarnos en casa, y seguro que a la vuelta se podrá comprobar que este tipo de experiencias también forman a la persona discapacitada para explorar al límite su nivel de autonomía, así como a resolver problemas o situaciones embarazosas que le demostrarán que puede seguir haciendo y disfrutando muchas cosas.
Por todo ello, si te gusta viajar pero padeces algún tipo de discapacidad hay que animarse a hacer estas actividades que alimentan el ánimo y el espíritu, pero siempre con la precaución de haber hecho antes una buena planificación.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!