EL CUIDADO DEL CUIDADOR
Es un hecho comprobado entre el colectivo de cuidadores familiares no profesionales, que éstos tienen peor salud y son más susceptibles de sufrir diversas enfermedades, tanto físicas como psíquicas, que los familiares que no desempeñan esta labor.
Esto es, sin duda, en gran parte provocado por la exigencia, física y mental, que supone el ocuparse de un familiar en situación de dependencia.
Es por ello, que estas personas, deben procurar una mayor atención preventiva a su salud, para evitar contraer alguna enfermedad que les dificulte e incluso les imposibilite el seguir realizando sus funciones. De igual manera, cuando enferman, anteponen las necesidades de la persona cuidada a las suyas propias, no acudiendo al médico cuando sería necesario e incluso automedicándose para no descuidar sus obligaciones.
En la mayoría de las ocasiones, la generalidad de las personas, no escuchan a su propio cuerpo cuando emite señales de alarma, lo que ocurre cuando algo no va bien y existen muchas posibilidades de que vaya a peor. La labor preventiva no es distinta de la que deberíamos seguir todas las personas; cuidar la alimentación y el descanso, evitar los tóxicos para el cuerpo, hacer deporte de forma regular y no descuidar las relaciones sociales; todas estas actitudes consiguen mantener la mente y el cuerpo sanos en situaciones de exigencia y estrés, favoreciendo la lucidez y la capacidad necesaria para que la persona no se vea arrastrada en una espiral de pesimismo y ansiedad.
Es importante no olvidar el tiempo que el cuidador familiar debe dedicar a sí mismo, a su propia vida, a sus amistades y sus aficiones. Esto, que a algunos cuidadores les puede parecer una actitud egoísta, no es solamente fundamental para ellos si no también para la persona dependiente, ya que la calidad de los cuidados recibidos será directamente proporcional a la salud física y metal del cuidador, así como a su estado de ánimo y su propia felicidad.
No hay nada peor para la vida de un cuidador familiar así como para su paciente que el quedarse atrapados en la rutina diaria, que poco a poco irá minando y desgastando el ánimo y la salud del cuidador y con ello la calidad de la atención de la persona cuidada. Todo esto, con el tiempo, generará que aparezcan el pesimismo y la ansiedad, que favorecerá de manera inequívoca la aparición de un cuadro de depresión, imposibilitando definitivamente a esta persona el seguir realizando sus labores de cuidador familiar.
Para evitar esta situación, cuídate, intenta mantener la alegría y la felicidad en tu vida y sobre todo sé capaz en un momento determinado de pedir ayuda, tanto al resto de la familia como a los amigos.
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