ADECUANDO SU ENTORNO
Muchas veces cuando visitamos una vivienda nos damos cuenta de que los recorridos interiores son escasamente funcionales, en ocasiones por errores proyectuales cometidos en su momento, pero habitualmente originados por el exceso de muebles y elementos decorativos que entorpecen los desplazamientos.
Al aparecer una situación de discapacidad o de movilidad reducida, se valoran muchos factores y muchas variables, pero no siempre se tiene en consideración la dificultad de movimientos en estas viviendas sembradas de obstáculos.
Cuando una familia tiene un hijo y éste empieza a moverse por su cuenta, todos los padres tenemos la precaución de cubrir las esquinas peligrosas de los muebles, de tapar los enchufes, proteger las escaleras y huecos, asegurar puertas y ventanas para que no sean fácilmente manipulables, colocar cierres de seguridad en los armarios de medicamentos, artículos de limpieza y demás.
Pues igualmente cuando en una familia se produce una situación de discapacidad o dependencia, en alguno de sus miembros, también es necesario adecuar el entorno para hacerlo más funcional y practicable, para que la persona discapacitada goce, en su vivienda, de la máxima autonomía.
El error se produce cuando el planteamiento es facilitarle la ayuda para que se pueda desenvolver en una vivienda inaccesible para el discapacitado, en la que no es posible que pueda funcionar toda aquella persona que tenga mermadas sus facultades físicas.
Siempre se debe procurar que la ayuda precisa sea la menor posible, para que la persona discapacitada pueda gozar de la máxima movilidad y autonomía personal por sus propios medios, tanto si éstas se producen sin ayudas técnicas, como si se realizan con ayuda de bastones, andador o incluso silla de ruedas. Cada uno de estos condicionantes marcará la necesidad de actuaciones diferentes en la vivienda. Desde la eliminación de escalones, así como la ampliación de las zonas de paso, la sustitución de puertas practicables por puertas correderas; la modificación de las alturas de cajones y barras de colgar en los armarios, como también la adecuación de la bancada de cocina o la reubicación de electrodomésticos; la eliminación de la bañera y su sustitución por una ducha accesible y la colocación de herrajes y agarraderas en los puntos más necesarios.
Cierto es que todas estas optimizaciones conllevan un coste económico, pero siempre que sea posible se debe contemplar la posibilidad de su ejecución, lo que redundará en un mejor estado del discapacitado en el desarrollo de su vida diaria y una menor necesidad de ayuda física proporcionada por un cuidador, tanto sea éste familiar o profesional.
En estas difíciles situaciones, hay que ser siempre plenamente conocedor de las ventajas que te puede proporcionar la tecnología, con ayudas técnicas o con la domótica, así como el diseño arquitectónico accesible.
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