YO SÍ CREO EN MI VICTORIA

El otro día escuché una frase interesante – la verdadera discapacidad es no creer que puedes conseguirlo – y es verdad. Esta frase fue pronunciada en el contexto de una retransmisión de los Juegos Paralímpicos.

Siempre estos eventos son un hervidero de gestas heroicas y de verdaderas historias de lucha, esfuerzo y superación personal. A pesar de su escaso seguimiento, tanto por parte de los medios como del público en general, sus actores son dignos de un reconocimiento público que debería ser superior al que reciben los astros mundiales del deporte.

En estos casos sus hazañas no son únicamente deportivas son también humanas; no sólo puedes aprender de ellos en el aspecto de figuras de ese deporte que te apasiona y cuyos campeones adquieren la categoría de héroes, sino también se pueden intentar emular su ansia de vivir y de superar sus propias debilidades.

Si encumbramos a los grandes deportistas y les rendimos admiración, ¿qué deberíamos pensar de él?, el ciclista que pedalea con sólo un brazo y una pierna, o el egipcio sin brazos que juega al tenis de mesa como el maestro que es o la nadadora sin piernas que gana medallas sin  parar.

No cabe duda que el deporte es sinónimo de esfuerzo y superación, de fuerza de voluntad aplicada en la consecución de un fin; esto es así y todo deportista profesional de alto nivel tiene detrás un pasado de renuncias personales y de esfuerzo titánico por llegar a destacar en su especialidad.

Ahora pensemos en un deportista con diversidad funcional, en este caso se repite la historia de esfuerzo, superación y renuncias personales pero anteriormente ya se ha producido la aventura de la propia aceptación de la discapacidad y de la lucha por volver a disfrutar de la vida. Después de todo ello continúa con su andadura y consigue llegar a ser un deportista de élite en el deporte especial. Dicho así parece hasta fácil, pero no, no lo es en absoluto.

Viene todo esto al hilo de que cuando se habla de discapacidad siempre pensamos en una persona a la que le falta algún miembro, con problemas de visión, de habla o con cualquier otra circunstancia que todos podemos imaginar.

Pero yo no lo veo así, estas personas no son discapacitadas, hacen cosas que otros “capacitados“ no podrían ni soñar y llegan a lugares a los que tampoco podrían ni imaginar llegar. ¿Por qué discapacidad?

Lo dicho, la verdadera discapacidad es no creer que puedes conseguirlo.

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