CAMPEÓN ES EL QUE NUNCA SE RINDE
Me doy cuenta que en ocasiones ocurre que la aparición de una discapacidad por sorpresa en la vida de una persona, puede llegar a ser un momento de transformación de la actitud de ésta ante la vida, de su fijación de objetivos, de su capacidad de resiliencia, de su potencial para encajar y superar dificultades que no esperaba que nunca llegaran a aparecer en sus vidas.
Pienso que puede llegar a ser lo que trasforme el carácter de esta persona, de ser uno más a adoptar una personalidad decidida, con un proyecto de vida y una visualización de sus proyectos tanto inmediatos como a largo plazo.
No cabe duda que las personas generalmente tendemos a crecernos ante la adversidad y no cabe duda que una discapacidad supone una importante adversidad; es entonces cuando aparece el espíritu de supervivencia, el deseo de mejora en la vida para que ésta sea mejor y más gratificante y es entonces cuando puede ocurrir que personas que se dejaban llevar sin rumbo por el río de la vida, toman el timón de su destino y deciden que ha llegado el momento de comenzar a conquistar retos personales.
Conocemos casos de personas normales y corrientes que con la aparición de la discapacidad deciden dedicarse en cuerpo y alma al deporte y logran llegar a ser reconocidos atletas paralímpicos; de personas que la aparición de la discapacidad les dota de la fuerza interior para conseguir logros que en su vida anterior nunca habrían llegado ni siquiera a soñar.
Ésta es la fuerza de la resiliencia, lograr que las tremendas dificultades a superar te hagan más fuerte y mejor, logrando una adaptación positiva a un momento vital complicado.
Nunca somos totalmente conscientes de la inmensa fuerza interior del ser humano, de su capacidad de adaptación, del saber crecer en la adversidad. Y personas que nunca habían sido conscientes de esto, con la aparición de una situación difícil, como es una discapacidad, descubren que pueden dar mucho más de lo que podían imaginar.
En todos los ámbitos de la vida lo que diferencia a un triunfador del que no lo es no es su capacidad intelectual, ni su aspecto físico ni nada por el estilo, lo que los diferencia es que el triunfador nunca se rinde, es capaz de visualizar en el futuro la recompensa del sacrificio y enfocar hacía ella toda su fuerza y su tesón, con una capacidad de soportar el sufrimiento que sí que les hace superiores a los demás.
Y es indudable que muchas personas descubren esta capacidad oculta, que no sabían que tenían, cuando llega el momento de encarar la adversidad en forma de discapacidad.
Siempre hay dos opciones ante situaciones así crecer o estancarse.
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